lunes, 12 de abril de 2010

Mírate

Mírate. Malgastas tu tiempo describiendo tu propia realidad, sin ni siquiera saber si alguien decidirá perder el suyo leyendo tus palabras. Podrías aprovechar esos minutos para ponerte delante de unos apuntes y estudiar un poco o para leer algún libro. Sin embargo, sabes que lo que realmente necesitas es pensar sobre ti mismo, aislarte de todo y dejar pasar el tiempo mientras la mente te lanza preguntas que ni tú puedes contestar. Es imposible saber quién eres en realidad. Ni siquiera si pudieras duplicarte para verte desde fuera lograrías saber quién eres. Podrías tener una imagen de ti, como la que te devuelve el espejo del baño o los escaparates de la calle en los que te ves reflejado cuando pasas por delante, pero en ningún caso lograrías saber quién eres de verdad. A veces me pregunto si somos algo, aparte de conexiones neuronales que nos hacen pensar y sentir. Son demasiadas dudas sin resolver. Cada vez que digo o pienso "Ese tío es un gilipollas" o "Esa está loca", estoy seguro de que hay alguien que se está refiriendo a mí del mismo modo. Es entonces cuando me pregunto a mí mismo si el hecho de que alguien piense eso de mí me convierte automáticamente en eso, y la respuesta inmediata es que no. Así es como he llegado a la conclusión de que nadie sabe quién es nadie. Nuestra opinión sobre los demás se compone de imágenes como las del espejo o los escaparates. Cuantas más imágenes tengamos, mejor conoceremos a la persona, pero nadie llegará a conocer a nadie por completo. Sin embargo, a pesar de todo, creo que seguiré en mi constante intento frustrado por conoceros y conocerme a mí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario