viernes, 17 de diciembre de 2010

Las cosas están así

Me fui unos meses a vivir a miles de kilómetros de aquí y nada más bajarme del avión empecé a sentirme como en casa. Eché de menos a mi gente, pero me encontré con otra que siempre formará parte de mi vida aunque a muchos de ellos no los volveré a ver nunca más. He estado tres meses metido en una burbuja de amistad, locura y libertad, aislado del mundo real. En principio iba a aprender inglés, pero he aprendido mucho más. He aprendido a darle a las cosas la importancia que tienen, a no tomarme la vida tan en serio, a improvisar, a comerme el mundo, a no perder ni un solo día de mi vida, a mostrarme tal y como soy sin importarme lo que puedan pensar los demás... Llevo una semana en casa, reencontrándome con mi gente. Nada es extraño, todo está tal y como lo dejé. Antes de volver pensé que tal vez el regreso me iba a resultar raro, pero ahora que estoy aquí me alegro de haber vuelto. Realmente necesitaba ese tiempo fuera, aprender a manejar mi propia vida y volver con ese cambio en mí. Y sí, pase lo que pase a partir de ahora no pienso dejar escapar mi felicidad, la tengo bien agarrada.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Quiero, no quiero

Quiero dejar de perder el tiempo y empezar a aprovecharlo de verdad.
No quiero dedicar más días a algo que no me llena en absoluto.
Quiero reírme de verdad.
No quiero aburrirme y tener que fingir que me divierto.
Quiero estar donde me apetezca cuando me apetezca.
No quiero ver otro atardecer tras el cristal de una ventana.
Quiero formar parte de cada crepúsculo y ser testigo de cómo su luz anaranjada se va fundiendo lentamente.
No quiero que nadie me juzgue, ni juzgar a nadie por nada.
Quiero que os dejéis las malas intenciones en casa.
No quiero que me obliguen a creer en nada.
Quiero tener razones para creer en algo.
No quiero madurar porque es una forma de matar mi juventud.
Quiero seguir percibiendo la belleza donde muchos no pueden ver nada.
No quiero dejar de soñar.
Quiero seguir soñando.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Debería estar estudiando,...

...pero en lugar de hacer eso he decidido ponerme a escribir, que es lo único que me apetece ahora. Llevo ya varios días aplazando el momento de ponerme a estudiar y justo ahora que me había puesto delante de los apuntes me han venido mil cosas a la cabeza y necesitaba escribirlas para que no se me quedaran metidas en el coco demasiado tiempo. Cuando escribo mis obsesiones me libero de ellas. No las olvido, pero dejan de ser una carga constante.
Últimamente pienso mucho en todo, sobre todo en mi vida, en qué voy a hacer con mi vida. En dos semanas vuelvo a España por vacaciones, un mes después vuelvo a Coleraine a agotar las dos semanas de residencia que tengo pagadas y… ¿a partir de entonces qué? ¿Vuelvo a España y busco curro allí? ¿Me quedo en Coleraine y busco aquí el trabajo? ¿Y si no encuentro curro en ningún lado? Son preguntas que están girando en torno a mí como satélites todo el día. Y lo peor es que no sé lo que quiero. Cualquier decisión tiene demasiados pros y contras y no soy capaz de decidir nada concreto. Por otro lado, pienso que lo que tendrá que venir vendrá me preocupe o no. Tal vez la decisión aparezca en mi cabeza una mañana sin más y sepa qué es lo que quiero hacer. Al final la decisión no la tomaré yo, sino mis circunstancias. No sé. En realidad es lo único que puedo hacer: relajarme y dejarme llevar, que es la única manera de disfrutar de verdad la vida.

martes, 23 de noviembre de 2010

Coleraine

Acabo de llegar a casa, son las dos y media de la madrugada. He venido caminando desde el pueblo de al lado. He pasado más de media hora andando solo por la orilla de la carretera. La temperatura era de unos cero grados centígrados y el suelo estaba congelado, por lo que tenía que andar con cuidado para no resbalar y caerme, pero no tenía frío. Debe ser que mi cuerpo ya se ha acostumbrado a esto. Mientras avanzaba iba mirando al cielo. La luna estaba llena y lo alumbraba todo de tal modo que no necesitaba farolas para saber donde pisaba en cada momento. El cielo estaba un poco nublado, pero las estrellas brillaban tanto que se podían distinguir a través de las nubes como si se encontrasen tras una cortina casi transparente. No tenía un coche que me refugiase del frío y me llevase rápido a casa, sin embargo me he sentido libre. He mirado a mi alrededor y he visto los campos irlandeses alumbrados por la luz de la luna. Ésta les daba un color plateado y los convertía en un entorno mágico que me ha hecho sonreír. Mientras caminaba he pensado en todo lo que he vivido aquí. Me resulta extraño pensar que en unas semanas ya no estaré en Coleraine. Se acabarán las tardes de sábado bebiendo sidra en Old Mill Grange, los jueves por la noche en el Springhill, los paseos por la playa de Portrush, el pastel de zanahoria, los atardeceres a las 4 de la tarde, tener que encargarme de lavar la ropa y hacer la compra, Diego, Greg, Ángela, Ana, Marta, Rafa, Fany… Se acaban muchas cosas para mí y toca volver a casa. Quién me iba a decir a mí hace tres meses que iba a tener miedo de volver a la vida real. Echo de menos muchas cosas, pero realmente me asusta pensar que lo que se ha convertido en mi vida en los últimos meses va a desaparecer de repente, como si nada de todo esto hubiese ocurrido y sólo hubiera sido un sueño agradable en medio de la noche…

miércoles, 8 de septiembre de 2010

tres días

He perdido la cuenta de los días que han pasado desde la última vez que escribí algo. Hace ya tiempo que mi voz interior me anima a sentarme frente al ordenador y contar algo, así que hoy he decidido hacerle caso. Tal vez tengo demasiadas cosas que decir y por eso no me atrevo a abrir esa puerta. Tal vez abrir esa puerta supone que salga toda la mierda de golpe y es eso lo que no me deja escribir. Sea lo que sea, ya he empezado y no hay vuelta atrás.
En tres días dejo el país y me voy a vivir cuatro meses al culo del mundo. Dejo mi ciudad, dejo el calor, dejo a mi familia, dejo a mi chica, dejo a mis amigos... Dejo todo y me voy a Coleraine, un pueblo en la costa norte de Irlanda. Estoy convencido de que no lo he pensado bien y que cuando llegue al aeropuerto de Belfast me voy a dar cuenta de lo capullo que soy. Pero en realidad no me importa. Acabo de terminar la carrera y no tengo nada planeado de aquí en adelante, lo que venga será bienvenido. Tal vez durante estos meses fuera decida qué quiero hacer ahora con mi vida. Hasta ahora no me había parado a pensar. He dedicado cuatro años de mi vida a estudiar una carrera y ahora no sé qué coño quiero. Me empieza a apetecer tomar las riendas de verdad porque hasta ahora todo lo que he hecho ha sido casi sin pensar. Casi todo lo que he hecho lo he hecho porque "era lo que tocaba": universidad, carnet del coche... Me he dejado llevar por la corriente y no he pensado si de verdad estaba haciendo lo que quería. Espero volver con algo claro en la mente. Si no, seguiré improvisando como hasta ahora...

martes, 27 de julio de 2010

Todo va bien


Soy un sensible. En realidad siempre he sido un sensible. Recuerdo que de pequeño ya lo era y llevo más de veinte años viviendo con ello. Siempre he sentido una mezcla de nostalgia y calma que me resulta bastante agradable. Bueno, tal vez no siempre. A veces también me he sentido muy feliz y otras he tenido ganas de llorar. A lo que me refiero es que lo normal para mí es sentirme así. Es un estado que, a pesar de ser tan frecuente en mí, me sigue resultando algo extraño. Salgo a la terraza y escucho los grillos. Todo es tranquilidad. La calma absoluta lo inunda todo y me quedo absorto mirando el oscuro horizonte. Como cada noche, la negrura aparece salpicada por las luces lejanas anaranjadas de las farolas de la localidad vecina. El brillo que desprenden me hipnotiza. Es como si hubiesen estado siempre ahí, alumbrando el paisaje noche tras noche. No importa la época del año, en invierno también me pasa. Primero miro a través del cristal de la ventana y a continuación me pongo el abrigo y salgo afuera para sentarme en el tejado a mirar las luces lejanas de la noche. Tal vez lo que me gusta de ellas es que me han estado esperando siempre. Si tengo que estudiar hasta tarde sólo tengo que mirar hacia la ventana para verlas brillar. Si salgo da igual a la hora que vuelva, al regresar a casa podré salir al patio y mirarlas un rato antes de irme a dormir para sentir esa mezcla de nostalgia y tranquilidad que me hipnotiza y me hace pensar que en realidad todo va bien.

No es fácil

No es fácil. Casi nada resulta fácil. O al menos nada que pueda marcar nuestra vida positivamente. Todo requiere un esfuerzo y creo que si alguna vez me olvido de ello me saldrá muy caro. Lo que pasa es que ya he dejado de pensar en la dificultad de las cosas. Ya no me fijo en si una cosa es difícil o no. Bueno, claro está que a mitad del proceso me doy cuenta de lo difíciles que son las cosas en realidad. Cuando estás intentando subir esa cuesta tan empinada, empiezas a sudar y las piernas flojean. Pero creo que hago bien no planteándome si podré llegar o no al final de la cuesta antes de empezar a subir. Eso sería un gran error. Desde abajo vería la cuesta demasiado empinada y complicada para mí, la negatividad me invadiría y acabaría dándome la vuelta y volviendo a casa con la cabeza gacha. Sin embargo, ya no me lo planteo. Ya no pienso tanto las cosas antes de hacerlas. Sólo de ese modo cojo carrerilla y me enfrento a la cuesta. Si me flojean las piernas paro un rato y aprovecho para contemplar el paisaje. Unos minutos después retomo mi actividad y tarde o temprano consigo llegar al final de la cuesta. Y creedme, no hay nada como sentarse en la cumbre y mirar lo que has conseguido gracias a que no has pensado lo imposible que te iba resultar.

jueves, 1 de julio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

el viajante del tiempo

Cuentan los más ancianos que una noche de verano una luz extraña comenzó a brillar sobre el mar, a unos metros de la playa. Era una especie de esfera incandescente que flotaba en el agua y parecía dirigirse hacia la orilla a un ritmo lento, movida por las olas. Aquella noche, la noticia se extendió rápidamente y todo el pueblo se apresuró a la arena de la bahía para ver aquel extraño fenómeno. La esfera tardó unas horas en tocar la arena y, cuando lo hizo, todo el pueblo la rodeó con curiosidad. Dicen que desprendía tanta luz que era imposible distinguir su forma exacta. Incluso llegaron a pensar que se trataba del sol, que por alguna razón se había caído del cielo y había ido a parar al mar, donde las olas lo habían arrastrado hasta la costa. De repente, un hombrecillo salió de su interior, vestido con un casco y un traje de color plateado.
-No tengan miedo –dijo al ver las caras de sorpresa-. Mi nombre es Ernesto y vengo del año 2163.
Ernesto les explicó que era un científico que estaba trabajando en los viajes a través del tiempo. Les contó la historia de cómo su nave se había quedado sin combustible, dejándolo atrapado en aquel momento de la historia. Cada uno de los habitantes del pueblo le ofreció cama aquella noche, todos querían tener a aquel viajante del futuro dentro de casa. Sin embargo, él rechazó cada una de las invitaciones, afirmando que debía estar junto a su nave cuando sus colegas fueran a rescatarlo en la nave de emergencia.
Los días pasaban y nadie aparecía en su rescate. Ernesto iba perdiendo la esperanza poco a poco, pero no se atrevía a alejarse lo más mínimo de su nave esférica por miedo a que sus compañeros no lo encontrasen. Y así pasaron los días, los meses, los años… El viajante del tiempo no volvió a salir nunca de la bahía. Fue perdiendo la cordura, al mismo ritmo que se deshacía de la esperanza, y murió solo, abrazado a su nave brillante, sobre la arena de la playa. Dicen que, con el paso de los años, los cielos han sido cada vez más frecuentados por esferas luminosas que aparecen en la oscuridad de la noche y segundos después se evaporan como por arte de magia. Tal vez se trate de los compañeros de nuestro viajante del tiempo en su búsqueda incesante o, quién sabe, del propio Ernesto en una de sus expediciones.

viernes, 11 de junio de 2010

El astronauta

"In the tower above the earth
There is a view that reaches far
Where we see the universe
I see the fire, I see the end"

sábado, 5 de junio de 2010

Nunca más

Cada día lo tengo más claro: no estamos aquí para sufrir. Los años pasan fugaces, a pesar de que nos empeñamos en seguir una rutina lenta y torpe que nos aleja de la felicidad si no aprendemos a controlarla. Tal vez la clave esté en ser siempre el dueño de los actos de uno mismo, o al menos en intentarlo. La calma siempre es necesaria, hay que aprender a afrontar la vida con paciencia, pero también es importante actuar en el momento adecuado.

Últimamente pienso mucho en las responsabilidades. Estoy empezando a aprender a no tomarme la vida tan en serio. Creo que ése ha sido mi problema en los últimos años: he intentado ser perfecto. Me estoy empezando a dar cuenta de que me he pasado más de veinte años preocupado por todo, en vez de pensar que el sufrimiento no sirve de nada. Ahora lo veo todo demasiado claro. Nunca más volveré a preocuparme.

jueves, 13 de mayo de 2010

Todos duermen

Todos duermen. La casa está sumida en el más profundo silencio, interrumpido sólo por el sonido de mis dedos golpeando las teclas del ordenador. Por un momento no puedo recordar cuánto tiempo llevo haciendo esto, como si hubiera pasado toda mi vida sumido en este agradable silencio noctámbulo. La única prueba de que esta sensación no es real es el ordenador, pues me llegan a la mente claras imágenes en las que me veo sobre este mismo escritorio, pero no delante de una pantalla, sino de un folio. El mismo silencio tranquilizador, la misma oscuridad alumbrada por el débil resplandor de un flexo, la mismas luces anaranjadas dispersas por el horizonte a través de la ventana, la misma calma inspiradora, esa que te hace sentir afortunado al mismo tiempo que te muestra la realidad sin tapujos. Sí, creo que en realidad nunca he estado fuera de esta buhardilla. Llevo aquí casi veintidós años vomitando ideas sin parar. Cuando no sabía escribir dibujaba lo que sentía, después vinieron aquellas historias fantásticas que tanto me hicieron soñar, luego las letras de rap... y ahora esto. No sé si nací para escribir, pero siempre encontré la calma del mismo modo: un folio en blanco, un bolígrafo y una noche entera a mi disposición para describir lo que acudiera a mis pensamientos…

sábado, 8 de mayo de 2010

el verano

Aunque siempre he sido un desastre y nunca he destacado por mi puntualidad, aquella tarde fue diferente. Recuerdo que aún faltaban treinta minutos para la hora a la que habíamos quedado y yo ya estaba listo. Me tuve que sentar a ver la tele un rato para hacer tiempo. Cambié de canal una y otra vez con nerviosismo, hasta que no lo soporté más y pulsé el botón de off. Me levanté del sofá decidido, cogí las llaves y salí a la calle.
Eran las ocho y media y el sol comenzaba a descender. Entonces el barrio me pareció muy distinto. Todo estaba teñido de un color anaranjado y sonreí al darme cuenta de que casi podía tocar el verano con los dedos. Poco a poco fueron llegando a mi mente imágenes estivales del pasado y me contagié de la libertad que evocaban mis recuerdos.
Llegué a la puerta de la cafetería quince minutos antes de la hora acordada, así que me senté en el portón a esperarte. Pensé en nosotros. Por un instante llegué incluso a creer que vendrías, pero a las nueve y cuarto decidí dejar de humillarme.
El cielo estaba ahora de un color violáceo. Me subí al coche con el rostro entristecido y arranqué. Conduje hasta los acantilados y allí opté por bajarme a dar una vuelta. Me sentía como un idiota por ilusionarme tan fácilmente. Me senté sobre una roca a contemplar las olas y de repente el móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo. Recuerdo que no te dejé formular tu excusa y lancé el teléfono al agua. Fue entonces cuando empecé a sentirme bien por dos razones: la primera era que a partir de entonces no volvería a dejar que nadie me humillase y la segunda que casi podía tocar el verano con los dedos.

viernes, 7 de mayo de 2010

Vuelve Limp Bizkit


Llevan ya varios meses anunciándolo a través de la red, vuelve la “galleta mustia”, y además con Wes Borland a la guitarra de nuevo. Si en un primer momento quisieron demostrarlo a través de una serie de vídeos caseros en los que se podía ver a Fred grabando delante del micro o la mesa de mezclas del estudio con un nuevo corte sonando de fondo, ahora lo hacen subiendo el primer single “Why Try” a su página web. Todo vuelve a sonar como lo hizo en su momento: Fred rapeando como en sus mejores momentos y el guitarreo al que nos acostumbraron acompañándolo. No es el mejor tema que la banda ha creado, pero después de varias escuchas la sensación que el track me produce es que los Limp Bizkit de siempre han vuelto y han sabido alejarse del poco acertado enfoque que dieron a la música en su último disco “The Unquestionable Truth” en el 2005. Ahora toca esperar a que salga a la calle el resto del trabajo y que demuestren que la banda no había muerto.

lunes, 12 de abril de 2010

Mírate

Mírate. Malgastas tu tiempo describiendo tu propia realidad, sin ni siquiera saber si alguien decidirá perder el suyo leyendo tus palabras. Podrías aprovechar esos minutos para ponerte delante de unos apuntes y estudiar un poco o para leer algún libro. Sin embargo, sabes que lo que realmente necesitas es pensar sobre ti mismo, aislarte de todo y dejar pasar el tiempo mientras la mente te lanza preguntas que ni tú puedes contestar. Es imposible saber quién eres en realidad. Ni siquiera si pudieras duplicarte para verte desde fuera lograrías saber quién eres. Podrías tener una imagen de ti, como la que te devuelve el espejo del baño o los escaparates de la calle en los que te ves reflejado cuando pasas por delante, pero en ningún caso lograrías saber quién eres de verdad. A veces me pregunto si somos algo, aparte de conexiones neuronales que nos hacen pensar y sentir. Son demasiadas dudas sin resolver. Cada vez que digo o pienso "Ese tío es un gilipollas" o "Esa está loca", estoy seguro de que hay alguien que se está refiriendo a mí del mismo modo. Es entonces cuando me pregunto a mí mismo si el hecho de que alguien piense eso de mí me convierte automáticamente en eso, y la respuesta inmediata es que no. Así es como he llegado a la conclusión de que nadie sabe quién es nadie. Nuestra opinión sobre los demás se compone de imágenes como las del espejo o los escaparates. Cuantas más imágenes tengamos, mejor conoceremos a la persona, pero nadie llegará a conocer a nadie por completo. Sin embargo, a pesar de todo, creo que seguiré en mi constante intento frustrado por conoceros y conocerme a mí mismo.

jueves, 8 de abril de 2010

Piconetty: La estrella invitada

Ya os podéis descargar de forma gratuita en www.megaupload.com/?d=8YM04ELE el último trabajo de mi colega Piconetty. No se trata de la típica maqueta de rap, sino de un sonido que mezcla a la perfección los ritmos de reggaeton con los rapeos más hardcore, algo digno de ser escuchado. Con la colaboración de SurB, Takah y Slako, Piconetty se defiende más que de sobra a lo largo de los 10 cortes que componen la mixtape. Buenas letras con sabor a calle desde Los Dolores, en las afueras de Cartagena.

domingo, 4 de abril de 2010

Graffiti

Tendría unos 12 años cuando comencé a fijarme en el graffiti. Era un mundo que siempre había estado ahí, pero al que nunca había prestado atención: dibujos, letras de colores, firmas, una gran variedad de formas diferentes daban vida a los muros de las ciudades. Cuando iba con mis padres al centro o visitaba otras ciudades me quedaba embobado y no perdía detalle desde el cristal del asiento trasero del coche. Tenía claro que yo también quería hacer eso y no pararía hasta ver mi nombre en las paredes de mi ciudad.
No tardé en empezar a poner mi firma por el barrio. Tendría unos 13 o 14 años cuando me compré un rotulador permanente y me puse manos a la obra: papeleras, contenedores, carteles... Fue ya en el instituto con 16 años cuando conocí a unos chicos que sabían mejor de qué iba el tema. Ellos me hicieron dar el paso y comencé a usar el spray Montana. Recuerdo que nos colábamos en unas instalaciones militares abandonadas para practicar. Y de ahí pasamos a pintar por la calle y el pasatiempos se convirtió en un vicio.
De vez en cuando me gusta agarrar un spray y fingir que el tiempo no ha pasado. Pero ahora nos jugamos más, ya no somos niños.

Carpe Diem

Qué mal nos lo montamos. Sabemos que no vamos a vivir para siempre y nos permitimos el lujo de perder el tiempo. No sé cómo somos capaces de olvidarnos de algo tan esencial como que esto no es para siempre. Muchos se aferran a la idea de que después de la muerte hay “algo más”. Sin embargo, nadie lo puede demostrar y malgastar el tiempo es un riesgo que no deberíamos correr. A veces me pregunto hasta qué punto merece la pena pasarse media vida agobiado trabajando sabiendo que el tiempo es limitado y tarde o temprano se nos va a acabar. Todos necesitamos el dinero para poder sobrevivir e incluso para ser felices. Está claro que sin un trabajo estable es muy difícil vivir tranquilo en esta sociedad, pero también creo que obsesionarse con el dinero es un grave error. Hoy en día mucha gente valora más el dinero que el tiempo libre y eso es algo que no entiendo. Si no tienes tiempo libre no puedes vivir nuevas situaciones, viajar a lugares en los que nunca antes habías estado, leer, escuchar música, quedar con los amigos y la familia, que son las cosas que hacen que la vida merezca la pena. Yo sólo espero que el día que empiece a trabajar y me independice no se me olvide todo lo que aquí expreso, que tanto me importa. Carpe diem.

miércoles, 31 de marzo de 2010

FUCK THE POLICE

Hoy nos han echado del parque y lo único que estábamos haciendo era hablar y escuchar música. Vale, también había un litro de cerveza rulando, pero no sé qué daño puede hacer compartir un par de litros entre diez personas (haced cálculos de a qué tocamos). A los que están en las discotecas poniéndose como cubas y esnifando coca en el baño nadie les dice nada, ni los tratan como si fuesen basura. El caso es que ha llegado un coche patrulla a toda leche, se ha bajado un poli joven con aires de chulo y nos ha ordenado que nos vayamos que la gente se estaba quejando. Después se ha ido derrapando para demostrar quien manda. ¿A quién coño le va a molestar que lo pasemos bien hablando tranquilos y bebiendo cantidades ínfimas de cerveza en un parque que está en medio de la nada donde no podemos molestar a nadie? No lo entiendo. Si el problema es el alcohol a partir de ahora haremos lo mismo pero con biofrutas, a lo mejor así nadie se siente molesto. Y si a pesar del cambio las autoridades siguen tomándola con nosotros, los fines de semana haremos como todos e iremos a las discotecas a drogarnos y beber cubatas para poder aguantar la música que nos están poniendo. Seguro que así dejan de tratarnos como a una mierda.